En el mundo globalizado, toda persona comprende la importancia de la comunicación desde edades cada vez más tempranas. La tecnología permite interactuar al mismo tiempo a personas en polos opuestos del planeta para tomar decisiones desde domésticas hasta aquellas que condicionan proyectos de vida más complejos. La comunicación corporativa, la cual direcciona su interés a públicos objetivo requiere por su parte conocer mejor el contexto de sus públicos, y el momento puntual para la obtención de la eficacia esperada, es decir, el esperado feedback de integración en medio de un torrente de mensajes que interactúan en el mundo.
El mutismo frente a la galaxia mediática puede decretar la inexistencia corporativa; la voz de la empresa debe estar presente en la medida calibrada de lo investigado, planificado y canalizado ante un público que debe tomarlo como el insumo necesario para su actividad personal, familiar y social. La comunicación es el signo vital para toda empresa.
La acertada focalización de los públicos permitirá en la retroalimentación conocer otros ámbitos que se pueden llenar con nuevos servicios e innovaciones. El dinamismo social, económico y el realizado en otras dimensiones de la sociedad generan nuevas coyunturas de expectativas sectoriales y generacionales. Por ello, la comunicación siempre debe ser administrada con los ejes de la mejora continua.
El mundo interno de las personas es otro universo comunicacional, es importante explorarlo y conocerlo con categorías científicas y disciplinas que permitan obtener fielmente las aspiraciones humanas para llegar con mensajes oportunos y precisos.
La tecnología nos permite utilizar herramientas que pueden generar impacto en segmentos de determinadas edades, pero podría ser que en determinados contextos el uso de herramientas artesanales podría lograr una mayor eficacia, por ello, es importante también clasificar los instrumentos según los públicos, coyunturas y factores como la territorialidad.
Definitivamente, ingresamos a una etapa de convivencia social, en el ámbito regional, nacional y global donde la comunicación establece pautas corporativas para el devenir exitoso de una empresa y evita, de este modo, la fragilidad operativa en un mundo de alta competitividad.
Gary Ayala Ochoa
Consultor Senior en Comunicaciones
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